He aquí dos divertidas:
Actividad 2 de Pamela, Edurne e ÍñigoG (1º ESO) 14/09/2012
INCUBAR
En frente de
una espléndida casa, había un bonito árbol en el que un pajarito incubaba su
huevo.
Yo, que pasaba
por ahí, vi el nido y vi un huevo que estaba a punto de nacer. Yo yo, sin pensármelo
dos veces, cogía una piedra y se la lancé.
Cuando ya
estaba en casa, me sentí culpable por lo que hice con el pobre huevo y pensé
que lo mejor sería volver y cuidar el huevo hasta que naciera. Cuando llegué y
cogí el huevo, vi que estaba a punto de nacer; me sentí muy emocionada y, como
estaba muy contena, tejí un vestido para el precioso pajarito que iba a nacer.
Yo quería que
ese pajarito fuera lo mejor que me hubiese pasado y estaba segura de que iba a
ser la mejor mascota.
Unas horas
antes de nacer, le llamé a un amigo veterinario para que no sucediera nada malo
con mi pajarito “Piedrazo”. Cuando nació, todos nos quedamos alucinando porque
era… ¡MITAD HUMANO, MITAD PÁJARO! :P
Actividad 2 de Sergio, Diego e ÍñigoB (1º ESO) 14/09/2012
EL BATRACIO
Yo era un
aventurero de mil expediciones, mis descubrimientos, ya curtido en mil
batallas, el África subsahariana, Arabia, el Tíbet… Yo estaba en mi casa
tomándome una café y leyendo un buen libro: Los
pilares de la tierra, de Ken Follet. Cuando dejé (o, al menos, lo
intentaba) el café medio vacío en la mesa para cambiar de página… Riiiing, la
taza de café al suelo y mi sofá y yo a hacerle compañía. Era Yokomel Mokitos,
mi jefe en el cuarte de la asociación en Asia:
- Hola, Jolge,
soy Yokomel Mokitos y necesito que vayas al Amazonas, pues unos aldeanos vieron
moverse un seto y, de repente, fiumm, un enorme animal se subió a un árbol.
Cogí mi equipo
y me fui al aeropuerto, donde había comprado un billete para el Sónico, un
avión de superlujo que cruza los cielos a 1.000 km/h; mentira,
cochina, era una barcaza destartalada y vieja que cruzaba los mares a la
velocidad de un caracol. El motor de 23 años retumbaba y escupía un humazo
negro a cada metro que avanzábamos. Llegamos en seis meses, yo ya estaba
harato, y luego me pasaron la factura: 8.000 dólares por esa tartana llena de
óxido y guano de gaviota.
Luego llegué en jeep al
corazón del Amazonas, la mezcla entre mosquitos y barro manchaba el parabrisas.
Al final, llegué al refugio y me dieron el material. Tras horas caminando por
la selva y la humedad horadando mi espíritu otrora indomable, abriéndome camino
gracias a mi machete, me quedé paralizado: encima
de un árbol vi un batracio. Era un buen ejemplar, de unos dos metros y,
creo, que 80 kilos. Era algo así comoo una megamangosta, con patas de caballo,
cuerpo de castor, cola de anquilosaurio y cabeza de águila, lo sedamos y nos lo
llevamos al refugio en Laos, donde había una reserva de animales con este
nombre: ¿Es la embajada de Laos? ¿Sí? Pues póngame uno de vainilla
(ELEDLSPPUDV). Allí recibió millones de visitas y se convirtió en el animal más
laureado del mundo.
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